Nuestro cliente tenía una condena anterior por un delito grave y se enfrentaba a un mínimo de 15 años de prisión si era condenado por posesión con intención de entregar cocaína.
Los agentes de policía tenían una pista de que estaba en posesión de cocaína y llamaron a su puerta. Afirmaron que el cliente les permitió entrar donde vieron la cocaína a la vista y lo arrestaron por posesión con intención de entrega. En el juicio demostramos que nuestro cliente había dicho a los policías a través de su ventana que no quería hablar con ellos, pero que no se iban. Entonces, cuando nuestro cliente abrió la puerta para decirles a los agentes que no quería hablar, éstos entraron a empujones. También encontramos registros policiales de que otro policía había escuchado a alguien decir a través de la ventana «no hay perro, no queremos». Esto también fue confirmado por un amigo de nuestro cliente.
En el juicio, conseguimos que el juez instruyera al jurado de que si creían que nuestro cliente no había aceptado que los policías entraran en su casa, la entrada de los policías era una entrada ilegal sin orden judicial y en violación de la cuarta enmienda. El juez dijo entonces que el jurado debía ignorar las pruebas encontradas como resultado de la actividad policial ilegal y declarar a nuestro cliente inocente. Si los policías no hubieran entrado en la casa, no podrían haber acusado a nuestro cliente de posesión. El jurado estuvo de acuerdo en que los policías no tenían permiso para entrar en la casa de nuestro cliente y lo declaró no culpable de posesión con intención de entregar cocaína. La cocaína pertenecía en realidad a la novia de nuestro cliente, que tenía problemas con las drogas.
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