La delincuencia de los inmigrantes ha sido un tema constante en las elecciones presidenciales. El candidato republicano, Donald Trump, trató de atribuir los delitos a los inmigrantes y vincularlos con el aumento de los niveles de delincuencia.
Sin embargo, estudios recientes sugieren que aquellos que arriban de otros países cometen menos delitos que los que ya viven en Estados Unidos. Un artículo en Los Angeles Times se preguntaba por qué sigue perdurando el mito de la delincuencia de los inmigrantes.
El artículo fue escrito por Bianca E. Bersani, profesora asociada de sociología en la Universidad de Massachusetts en Boston, y Alex R. Piquero, profesor Ashbel Smith de criminología en la Universidad de Texas en Dallas.
Los resultados relacionados con los nacidos en el extranjero y la delincuencia son coherentes en todos los estudios. Las investigaciones de criminólogos, sociólogos y economistas revelan que los barrios con mayor número de inmigrantes tienen menos delincuencia.
Hay una advertencia. Los inmigrantes tienen un mayor incentivo para no denunciar los delitos por miedo a la deportación. También es posible que no entiendan el sistema de justicia penal de Estados Unidos y no se den cuenta de cuándo se han infringido las leyes.
El artículo del LA Times sugiere que esto no es un problema tan grande como algunos comentaristas han sugerido. La reciente investigación encontró pocas pruebas que apoyen la idea de que los inmigrantes son especialmente propensos a ocultar su comportamiento. El estudio reveló que, durante un periodo de siete años, los inmigrantes declararon con exactitud sus detenciones el 87% de las veces. Esta cifra se compara con el 86% de las personas nacidas en Estados Unidos.
Un artículo de la revista Time sugería que los inmigrantes pueden reducir los índices de delincuencia en zonas degradadas aportando una infusión de capital.
Se revitalizan los edificios abandonados y vacíos y se devuelve la vida a algunas de estas zonas. La afluencia también ayuda a las ciudades a pagar servicios como la aplicación de la ley.
Se citó como ejemplo la ciudad de Buffalo, en Nueva York. Time habló con Denise Beehag, del Instituto Internacional de Búfalo, quien destacó cómo la delincuencia se redujo drásticamente en las zonas occidentales de la ciudad tras la afluencia de inmigrantes de Bangladesh. La delincuencia se redujo en un 70%.
El artículo de Time también señalaba cómo los inmigrantes suelen aportar importantes testimonios contra los delincuentes. Señala que en los seis años transcurridos hasta 2016 se expidieron 76.000 Visas U a testigos extranjeros que cooperaron con las investigaciones policiales. Se presentaron otras 120.000 solicitudes, pero se retrasaron debido a los límites de visados del Congreso.
Cuando los inmigrantes son acusados de delitos pueden enfrentarse a algunos problemas exclusivos de las personas de otros países y pueden ver violados sus derechos sin su conocimiento.
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